ESTANDAR
Reconozco y analizo la interacción permanente entre el espacio geográfico y el ser humano y evalúo críticamente los avances y limitaciones de esta relación.
COMPONENTE
Historia-cultura
Espacial- ambiental
INDICADOR DE DESEMPEÑO
Valoro la historia como parte de mi legado y mi patrimonio cultural y social, respetando las posturas frente a fenómenos sociales.
METODOLOGÍA/ SECUENCIA DIDÁCTICA
- Unidad didáctica
Unidad No. 2 Problemática ambiental en Colombia
Cambios ambientales en Colombia hacia la modernidad
- Propósito
Analiza la importancia que tienen en las escuelas en la prevención del cambio climático.
- Desarrollo cognitivo instruccional
Resuelve la siguiente sopa de letras en hojas de block o en un documento de Word.
Lee la siguiente lectura.
Los expertos señalan que actualmente estamos afrontando una situación ecológica y social no vivida hasta la fecha. El calentamiento global y el agotamiento de los combustibles fósiles, la saturación de los sumideros naturales del planeta para asimilar todos los desechos que generamos, la extinción de especies o el desigual acceso a los recursos básicos para muchas poblaciones, son algunos de los problemas cuya magnitud se ha intensificado notablemente en las últimas décadas.
Como ya sabemos, la principal causa del cambio climático es la manera en que nuestra sociedad produce y consume energía. Una energía que procede en su mayoría de la quema de combustibles fósiles, y en cuya producción se liberan enormes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera (GEI), fundamentalmente CO2. Según estimaciones del IDAE (el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), al ritmo de crecimiento actual solo tardaremos 35 años en duplicar el consumo mundial de energía y menos de 55 años en triplicarlo.
Afrontar el desafío del cambio climático supone reducir drásticamente las emisiones de CO2 asociadas al consumo energético. Para conseguirlo, resulta imperativo revertir el crecimiento del consumo de energía registrado en los últimos años, y empezar a asentar las bases de una cultura energética basada en el ahorro, el uso de tecnologías más eficientes y en el desarrollo de las fuentes de energía renovables. Son muchos los contextos donde actuar, pero es precisamente en los llamados sectores difusos (como los hogares, los comercios o el transporte), donde más rápido ha aumentado el consumo de energía en los últimos años, y donde existe un amplísimo margen de mejora energética aún sin explotar.
Uno de los ámbitos donde más ahorros se pueden conseguir son los edificios, entre los cuales se incluyen los edificios destinados a la enseñanza. Al igual que en cualquier oficina o lugar de trabajo, los centros educativos también utilizan de forma generalizada sistemas de iluminación artificial, equipos para calefacción y aire acondicionado, ordenadores, impresoras, fotocopiadoras, etc. que contribuyen de forma significativa a aumentar su factura energética.
Este consumo se ve además influido por otros factores: por ejemplo, si los equipos son de bajo consumo energético, los hábitos de las personas que los ocupan o las características del propio edificio en sí (cómo ha sido construido, hacia dónde está orientado, climatología local, etc.).
A todo esto, hay que añadirle el impacto generado a diario por el transporte del alumnado, del profesorado y del personal no docente al centro. Está claro que es mucho lo que se puede hacer desde los centros educativos para lograr un uso más responsable de la energía, tal y como ya están demostrando muchas escuelas y universidades implementando programas de educación ambiental, energías renovables y realizando auditorías energéticas en sus edificios. Una importante tarea con la que indiscutiblemente se va a conseguir un doble efecto: por un lado, educar y formar al alumnado hacia un modelo de sociedad más responsable y solidario; y por otro, convertir los espacios en los que estudian en un claro ejemplo a seguir por parte de otros sectores sociales.